
Manuel Pérez-Lizano Forns – Miembro AICA Spain / AECA / AACA

El collage. Historia de un desafío, con 183 páginas y editado, en junio de 2013, por Erasmus Ediciones de Barcelona, se desprende del cuerpo teórico de su Tesis Doctoral sobre el collage, que comprendía 1.800 páginas. Libro que con leer el índice es suficiente para comprender su exhaustiva mirada analítica sobre los precedentes del collage, ya desde y con la revolución industrial, y su trascendencia en el ámbito artístico hasta ser admitido como expresión creativa.
Precedentes con la incorporación de filósofos atentos al arte vía estética, por ejemplo Hegel, el psicoanálisis para reforzar la teoría y el minucioso análisis de historiadores y críticos de arte, desde principios del siglo XX, que abordaron la relevancia del collage, sin olvidar a poetas, artistas plásticos desde Picasso y Braque, los constructivistas rusos y los grandes pintores futuristas italianos. Un Hegel enlazado, por ejemplo, con Walter Benjamin y Marx, pues no olvidemos que muchos de los surrealistas, ya desde Andrè Breton, vivieron el comunismo como algo propio.
Movimiento surrealista analizado con absoluta visión independiente por criterios propios, siempre demostrando con argumentos vía riguroso análisis. De referencia ineludible la “muerte del arte” y las apasionantes discusiones entre artistas sobre arte, muchas publicadas en revistas con reproducciones de obras para avalar el ámbito teórico.
Todo ampliándose con lo popular, el cartel y lo fabricado por la industria, desde luego partiendo del siglo XIX, como factores revolucionarios plásticos, junto con las imprescindibles citas de las exposiciones más relevantes en torno al tema que nos ocupa. Mucha atención porque para Sánchez Oms, con el que estamos de acuerdo, el collage ni de lejos se limita a cuatro papelitos de periódico pegados sobre un lienzo. Ahí están lo popular, la industria, los carteles, los cuadros, el objeto, las esculturas o las fotografías. Para el recuerdo la exposición de collages en la galería Goemans de París en 1930 o la celebrada en Nueva York, año 1961, bajo el título Art of Assemblage. Sanchez Oms, para concluir, también sugiere lo que interpretamos como la muerte del arte hacia otro arte. Veamos lo que afirma, al respecto, en su última página.
Hoy el collage forma parte de toda nuestra realidad y prosigue su camino hacia su constitución orgánica y alquímica, aunque ahora por cauces numéricos y genéticos. En realidad, siempre perteneció a este mundo exterior antes que a cualquier recinto cerrado, por ejemplo el arte embriagado con su propia sacralidad. Lejos de asistir a una derrota de la utopía, cabe la posibilidad de que a nuestras espaldas, del mismo modo que la materia se desenvuelve despreocupada de las inquietudes de nuestras conciencias, el arte se haya extinguido y la poética se haya liberado para dar paso imprevisto hacia un desarrollo completo de formas de conocimiento superior y hasta el momento insospechadas.