Fallece el pintor Pere Pagés

Tomás Paredes – AICA Spain / AECA

Miembro de varios grupos de vanguardia de corta vida, integrado en el colectivo de Artistas españoles en Paris, maestro de la Figuración Crítica, fallecía en París, a los 89 años, el pasado lunes 23 de enero. Pere Pagés, un pintor comprometido con la dignidad y con el arte, con la con la naturaleza y la conciencia; un artista apasionado con su modo de expresión y un hombre cercano, con mucho humor, bromista y tímido, diáfano. Vivió la mayor parte de su vida en París, con escapadas a su manoir de Normandía. 

Como el mismo decía, “de talla Napoleón”, persona frágil y comunicativa, solidario y solitario, simpático, empático, eterno amigo de sus amigos, pero, sobre todo, compañero leal, generoso, noble, colega de la vida. Le conocí al final de los ochenta, en la capital francesa, y desde entonces tuvimos una comunicación fluida y abierta, estando al tanto de su trayectoria. 

Pere Pagés Royo, Barcelona 1934, hijo de compositor, se licencia en Derecho y comienza a trabajar, pero su abuelo pintor ya le había contaminado y acaba dejando todo por le pintura. Se forma a trompicones y empieza a exponer en el Salón de Mayo, 1962. En 1964, muestra su obra en la galería De Gouden Ram de Amberes y el Wildanger de Bruselas. Expone en la Sala Amadís de Madrid y en Jaimes de Barcelona, tras otras muestras en el Ateneo de Madrid y Salamanca, marcha a Francia donde se instala de por vida, desde 1969.

Los primeros años son duros y debe de trabajar en el gabinete de prensa de la Embajada de España y después en el Consulado español. Se va abriéndose espacio en las galerías parisinas con su obra y participa en varias citas internacionales: FIAC, Bilan de l’Art Contemporain en Quebec, Feria Internacional de Nueva York, Salón de la Figuración Crítica de París. En 1977 conoce a Gerard Xuriguera, quien se interesará por su obra de una forma especial; y poco a poco irá consolidando su situación.

Junto con Peinado, Aguayo, Palazuelo, Orlando Pelayo, Clavé, Feito, Subirá-Puig, que fue quien me lo presentó; Vilató, Castellanos, Pradal, Canés, Segovia, Jiménez-Balaguer, Guansé, Valls, Royo, Merche Gómez-Pablos, expuso en distintas ocasiones… Rodríguez Cruells lo identifica con “Una lección de existencialismo mediante la desolada comparación del hombre con la resultante civilización que ahoga y anula a ser humano sensible”.

Con el influjo inicial de Sucre, desde un expresionismo figurativo, derivó hacia una pintura en blanco y negro-exquisita fineza-, para pasar a un paisaje existencialista de muros y suburbios deshumanizado, reflejando la eterna pelea del hombre con su destino. Ante todo, es el retratista de la soledad, lienzos en los que no hay personas o sólo alguna, perfilando un icono del hombre sin atributos, de los barrios desolados propicios a la hostilidad.

Con Rabascall tuvo una buena amistad y en un momento compartieron estética. Pero lo suyo era genuino y en seguida hizo unos guerreros, que tuvieron un éxito extraordinario En otro giro, vuelve a una pintura de estirpe rembrandtiana, con naturalezas muertas y espacios para el disfrute del arte sensual, elegante y áureo. Un pintor que fue reflejando el color de sus vivencias en las telas, un tanto oscuras y soledosas hasta que llegó Fani con la que se casa en 1986.

Sobre su obra escribieron, Cirirci Pellicer, Carlos Areán, Giralt Muracle, Enric Jardí, Xuriguera, Mario Antolín, Quiñonero y yo mismo, en múltiples circunstancias. Tuvo  una gran relación con la galería Le soleil dans la Tête hasta su desaparición e ilustró varios libros, entre ellos, el de “Michel Foucault” con Orlando Pelayo y otros. En 1995 se publicó, en París, Connaître la peinture de Pere Pagés, de Gerard Xuriguera, Editions François Rolín, al que seguirían otras publicaciones individuales o en grupo. 

Está en incontables colecciones privadas. Agustín Rodríguez Sahagún compró y vendió muchas de sus obras y, aunque menos que en el ámbito internacional, expuso en España: Barcelona, Cáceres, Madrid. Su obra está presente en museos de España, Francia, América, Taiwán, Noruega. Campechano, sencillo, le gustaba caricaturizar muchas convenciones sociales, como la prueba del vino a la mesa en un restaurant.

Un pintor español, muy catalán, que supo pronto con qué quería enriquecer su vida y aunque le costó, con etapas duras, acabó en manos de la pintura, acompañado de sus gatos, creando una obra personal, figurativa, existencial, áspera a veces, dominada por un sentimiento del hombre en soledad. Cuando arden las pérdidas no tenemos otro remedio que refugiarnos en la vivido. A pesar de ser su guía en el mundo, Fani Galán se encontrará ahora sin guía. ¡Helas!, Sit tibi terra levis, ubicumque pax tua est, amigo.