JAVIER ALVARADO EL INVENTOR DE LAS BOMBILLAS

Tomás Paredes – AICA Spain / AECA

Javier Alvarado es un poeta eléctrico, salmodial, mistérico, frutal, místico, estuoso que vuela cometas construidas con ambuezas de plegarias y arco iris. Tal la raíz de un árbol gigantesco que se ramifica por todos los ostugos amerindios. Javier Alvarado acaba de publicar El invento de la bombilla según el amor, BibliotecAAmericana, que concibió y dirige Manuel Cuevas, Estampa Ediciones, Madrid 2021.

Manuel Cuevas es galerista y editor. Creó la galería Estampa en 1978 y ha dado a conocer arte de nuestro tiempo. El mundillo del arte – y digo mundillo por exiguo – lo sabe y lo disfruta. Por contra, su labor de editor – valiente, arriesgado, atrevido, caprichoso, imprescindible – no es tan conocida, ni por los mismos mínimos individuos de la tribu.

 Ha editado libros de toda laya y condición, siempre aunando arte y poesía, imagen y texto, concepto y corazón; vanguardia y tradición, queja y orgullo, filoneismo y emoción, sencillez y elegancia. De toda su labor, inmensa, quiero destacar ahora su BibliotecAAmericana. Una colección de veinte volúmenes representando a cada país iberoamericano por un poeta autóctono, con ilustraciones de un creador plástico. No voy a dar el listado completo, si entran en la web de la galería lo verán.

Los volúmenes, edición artesanal en rama, 17’50×12’80 cm, papel hueso, con nueve estampas originales, firmados o con una de las ilustraciones firmadas, forman un conjunto monumental de poesía. El de Alvarado está acompañado de estampas de Cumadí, ese pintor misterioso, facticio, guadianesco, que vive la sombra y el azar. 

Una labor editorial, la de Cuevas, muy silenciosa, por no decir clandestina, siendo hermosa como una flor de agua en el desierto. En estos meses ha sufrido un asalto de atención con los paseos de Luis Mayo en la Dehesa de la Villa, que en cada entrada comenta un libro de este sello editorial, en videos cándidos, espléndidos y exergónicos.

Javier Alvarado, Santiago de Veraguas (Panamá) 1982, es un poeta con una amplísima bibliografía, coronada por un haz generoso de premios. Tiene tantos galardones que desconcierta y es mejor dejarlo ahí, porque su poesía, en lo que he leído, está en un nivel considerable. Me ha llamado la atención que este libro que referencio no aparezca por casi ningún rincón de su ceuve. Debe de ser el efecto Cuevas, editor secluso, ajeno, no por voluntad propia, sino por el descorazonador desamor actual al libro. 

La poesía se muestra o está ausente, no precisa crítica, sino amantes, como diría Federico. Mas, cuando nos la encontramos, aunque no podamos explicar nada, tenemos la obligación de proclamarlo. Y en El invento de la bombilla según el amor, edición de cien ejemplares, con precio modesto de 100 euros, hay mucha poesía, emergiendo a lentos borbotones.

Tampoco puedo decir que se trate de un libro compacto, no; con estructura articulada, no. Es un conjunto de poemas, hermosos, diáfanos, esgrimistas, osados, retadores, aleatorios, que se anuncian con el rubro de uno de ellos. En el primer poema muestra la nostalgia de Chile y de Jorge Teillier y escribe un verso, que lo mismo es un autorretrato del poeta, que un retrato de Cuevas: El grito del niño en el fin del mundo ansiando su cometa. ¿La poesía de Alvarado o la pasión editorial de Manolo?

Son nueve poemas por los que planean las figuras de Jorge Teillier, Nureyev, Reyes, Tranströmer, Emily Dickinson, Marina Tsvietaieva, Shakespeare, una “Ofrenda de cebolla” y rutilantes palabras que espejean en los poemas como titilan las estrellas en el firmamento en noche límpida.

¿En qué consiste la poesía? En esto, en leer un poema y, asohora, ver que salta la chispa en la unión de dos palaras, en una imagen que te deja traspuesto, que te emocionan sin remedio. Y entonces te detienes, te quedas absorto y exclamas: ¡gracias belleza por la cercanía mágica que me brindas! Hay miles de definiciones de poesía, todas precarias, porque es una sensación de plenitud que cada espíritu le otorga una dimensión conteste con su capacidad de sentir. 

Sólo conozco dos libros de Javier Alvarado: Epopeya de las comarcas, Valparaíso Ediciones, Granada 2017, y El invento de la bombilla según el amor, edición al cuidado de Manolo Cuevas. No hay color. La denuncia es ética y loable, necesaria y encomiable, pero la poesía no tiene que ver más que con la poesía, en ella se genera y en ella se consuma. Es cómo el aire, si no es limpio no podemos respirar; no se puede detener, ni secuestrar, ni dominar, goza de pureza, libertad, grandeza; ni tiene dueño, ni tiene nada que justificar.

¿Por qué vamos a pedir conexión entre poemas buenos? Lo que queremos es más ¿Dónde está el límite de la belleza? En su dimensión, si es que tiene bordes. En el arte no hay fronteras, ni en la libertad, ni en la música. ¿Qué es un libro feraz, sino un castillo excepcional del que no queremos ausentarnos? Un palacio con ámbitos distintos. ¿Apreciaríamos una mansión con todos sus espacios idénticos? 

El invento de la bombilla según el amor es un brindis a la emoción, la inteligencia, la sensación, la claridad, en dónde danza el pensamiento mágico con galas nunca usadas. La perspicacia de la palabra genera una música que pone en vilo el corazón, mientras los ojos escuchan la armonía que encamina a lo perfecto por sendas inesperadas.

Visiten esta colección, elijan lo que más les atraiga o vaya con su idiosincrasia. Disfruten de poemas luminosos cabe imágenes iluminadas. No se priven de leer, la lectura es psoteriológica, porque abre el espíritu a paraísos de entidad, porque nos ayuda a vivir lejos de la vulgaridad, porque puede hacernos de cristal y sueño, porque es proclive a la metamorfosis.