Pepe Lucas, el pintor de los poetas

Pepe Lucas, el pintor de los poetas

Tomás Paredes – AICA Spain / AECA

Casi a hurtadillas, leyendo un artículo de su hijo, Antonio Lucas, casi en clave, me entero del fallecimiento del pintor y escultor Pepe Lucas, ¡retratista, amigo y lector de los poetas! Hoy la alegría está de luto, porque Pepe era la alcándara donde se posaba la campechanía, la espontaneidad, la diafanidad y la ternura, a pesar de su apariencia volcánica y rotunda, de su pronto borrascoso.

Aunque no lo crean, pocos son quienes le desconocían, porque, antes o después, todos hemos pasado por la estación de Chamartín y él es el autor de sus decoraciones murales y parietales en azulejos. Pintura expresionista, vivaz, colorista, gestual, imperiosa. Y, lo que es la vida, estaba supervisando el desmontaje de algunas de esas piezas, por las obras de la estación de Chamartín, sufrió una caída y tuvo que ser ingresado en el hospital sin llegar a superar la dolencia producida. De modo que ha muerto ante su obra y por su obra, el lunes 23 de octubre. ¡Helas, a veces el destino se porta!

José Lucas Ruiz, conocido como Pepe Lucas, nació en Cieza en 1945 y en su pueblo comenzó a pintar y a aprender el oficio con el escultor Juan Solano. Pasa por la Escuela de Artes de Murcia. Se instala en Madrid, 1969, y asiste al Círculo de Bellas Artes y a la Escuela de San Fernando y aquí, en la capital vivirá y desarrollará su obra, con plural presencia en la región de Murcia. 

¿Por qué el pintor de los poetas?  Su estancia alemana le impregnó de expresionismo, pero en Madrid estableció relación con Luis García-Ochoa y con Francisco Mateos, de cuyas obras se nutre, pero mucho más de Sam Francis: estos son los aromas que conforman el perfume de su idiolecto. Expresionista sui generis, entre figurativo y abstracto, pero augural y espléndido colorista. ¡Él solito, Pepe Lucas, era nuestro grupo COBRA!

No todos conocen su relación con los poetas y la poesía. Dibujó y retrató a los poetas del 27, a muchísimos de la generación del 50 y a otros escritores famosos o no tanto. La alegría está de luto, también el Café Gijón del que fue asiduo toda su vida, excepto en los últimos tiempos. Allí participó en las tertulias e intimó con: Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Aleixandre, Guillén, Oroza, Jesús Hilario, Bousoño, Pepe Hierro, Claudio Rodríguez, Pepe Caballero Bonald, José García Nieto, Luis Jiménez Martos, Eladio Cabañero, Manolín Pilares, Ángel García López, Paco Umbral, Miguel Ángel Velasco… a todos ellos los dibujó o pintó y a los del siglo de oro y a los del 98, con homenaje expreso a Azorín en una carpeta espectacular de serigrafias y textos. 

Al “Gijón” le llevó Enrique Azcoaga, poeta y crítico de arte, que le descubrió y alentó. En el planeta del “Gijón” reinó, desde el inicio a la retirada de Antonio Granados, en cuyos homenajes participamos. Luego Granados se enfadó, pero Pepe fue siempre un caballero y tuvo con él una conducta humanitaria, leal filial. Jaime Siles, ese monumento al buen juicio y al saber, le hizo un poema y estuvo muy cerca de su persona y de su obra; como Miguel Ángel Velasco. Viola, Bepo, Ángel González, Pepe Esteban, Manolo Álvarez Ortega, Marcos Barnatán, Leopoldo de Luís, Manrique de Lara, Buero, Pérez Creus, Villena, Javier Villán…

He hecho ahora memoria de sus exposiciones y trabajos y tiene una obra impresionante en cantidad y en calidad, en presencia y dimensión. Obra que es un grito cromático, abigarrado, jerárquico, vitalista: la ornamentación de Chamartín, La arquitectura del agua en Santomera, El retablo de la lujuria; las exposiciones del Almudí, de la Aurora, de la Ribera, de Biosca, Minotauro en el Conde Duque, 2005; el libro, impresionante, Aire más allá del viento, 1997; sus murales en Cieza, Asamblea Regional de Murcia, Confederación Hidrográfica del Segura, obras en la factoría El Pozo en Alhama. 

Sus escritores de cabecera fueron Miguel Logroño, Juan Antonio Molina y Miguel Ángel Velasco, pero no puedo silenciar el análisis de esa inmensa poeta que es Carmen Pallarés, en ABC: “Lo extraño, lo esperpéntico, lo barroco y amalgamado, lo desasosegante, lo instintivo va desplegando en estas obras sus distintos calibres, entre la ironía y una cierta ternura, dentro del reino del color, en cuyas elecciones y combinaciones Lucas es un maestro”.

Pintor, escultor, muralista, colagista, escenógrafo; arquitecto del humo y del agua; banderillero de Apolo, soñador de la verónica; pasa un año becado en Ulm-Donau, 1971, y regresa para presentar su obra en la Sala Rosales de Madrid, 1973. Premio Exposición Nacional de Pintura Joven, en los setenta obtendrá varios galardones: Premio Adaja, el Ciudad de Murcia, Premio IV Bienal de Arte de Marbella y en 1984, Premio del Congreso de los Diputados. 

Le conocí, no con la cintura de un torero, pero ágil como un pincel. Fue echando cuerpo y a media que embarnecía su humanidad se desbordaba, como el gesto multicolor de su pintura. Impulsivo, enérgico, empático, simpático, piropeador, era una almáciga de cariños y ternura, que chapoteaba en la fontana de su humildad. Pareciera sobrado, pero sólo era fachada, el corazón le bailaba el ritmo del lamento de un acordeón que nostalgia en el alfoz. 

Era un gran comunicador, socializaba con todo el mundo, hasta con los de la Juventud Creadora. Laico, veraz, entero, liberal, se entregó al arte y a la vida, fue un himno a la alegría, un personaje culto sin pretender ser un erudito. Tuvo sus silenciadores, pero ninguna semilla audaz deja de germinal, aunque caiga en un empedrado. Ha sido inhumado en el aire y eso le facilita seguir volando a través de los aullidos cromáticos de su imaginario. La poesía que hizo y amó le tendrá siempre a salvo, prendido en los pliegues del canto. Acompaña a estas palabras, la fotografía que le hizo Enrique Martínez Bueso para La Verdad, en 2012.

JOSÉ PÉREZ-GUERRA, EL GRAN PERIODISMO

JOSÉ PÉREZ-GUERRA, EL GRAN PERIODISMO

TOMÁS PAREDES – AICA Spain / AECA

Retrato de José Pérez-Guerra, 1998, óleo sobre táblex, 60×73 cm. Álvaro Delgado

Con la muerte de Pérez-Guerra, la noche del 24 de agosto, desaparece un periodista ejemplar, de la vieja escuela, hacedor de periódicos y maestro de periodistas. Liberal genuino, perfumado de anarquismo, fue un trabajador incansable, un comunicador valiente y contrastado, un especialista en economía que derivó al mundo del arte. 

José Pérez-Guerra Sánchez nace en Cortelazor la Real, 28.XI.1928, y tras los primeros estudios ayuda a sus padres, que tenían matadero; marcha a Sabadell, donde residía su hermano Fidel. Comienza a trabajar en periodismo en Barcelona, se coloca en la banca y más tarde viene a Madrid, donde ingresa en la Escuela de Periodismo, perteneciendo a la primera promoción.

Entra a trabajar en el Banco de Bilbao, en los años cincuenta, donde organizará el gabinete de prensa, adjunto al presidente, siendo con el tiempo el hombre de confianza de Antonio López y de José Ángel Sánchez Asiain. En ese cargo estará hasta su jubilación. 

Entretanto, cofunda el periódico económico Cinco Días, que abandonará más tarde; intenta reflotar Informaciones. Tuvo mucho que ver en la apuesta del Banco de Bilbao de respaldar la Hoja del Lunes. Está a punto de pilotar la operación para impulsar ABC, pero falla esta propuesta, pasando a fundar y dirigir El Punto de las Artes. Ya en Informaciones, el arte adquiere presencia y en Cinco Días reseña las exposiciones y acontecimientos artísticos y establece una sección para el arte. En esa deriva algo tiene que ver su mujer, Margarita Salgado, que era excelente pintora. 

Periodista, sobre todo, no le gustaba presumir de crítico de arte, aunque la hacía. Especializado en banca y en economía, ponía el mercado por encina de todo. Innovador y  empresario, pues las cabeceras que creó fueron una apuesta absolutamente privada y personal. Acabo siendo un escritor de ensayos históricos y un crítico contundente con los gobiernos sucesivos. Miembro de la Asociación de la Prensa, de AMCA y AICA,

Su mayor relieve lo alcanza con la creación y dirección de El Punto de las Artes, un semanario, formato periódico, dedicado en su totalidad al mundo del arte: exposiciones públicas y privadas, subastas, colecciones, publicaciones, patrimonio, necrológicas, premios, privilegiando en todas esas facetas la información, la actualidad, la claridad. Lo que sucedía en España y lo que hacían artistas españoles en el mundo. Y no sólo las artes plásticas, también tenían presencia la música, la danza, la poesía. Con atención especial a nuestro querido Portugal y su actividad artística.

El Punto de las Artes, del que yo fui subdirector, aparece el 14 de abril de 1986-guiño a la conmemoración- y desaparece en noviembre de 2008, al cumplir Pérez-Guerra los ochenta años. Se editaron 938 números con más de 30.000 páginas. En “El Punto”, que Pepe- así se le conocía en su entorno y hasta su nieto Carlos le llamaba Pepe- controlaba desde la primera a la última línea, él escribía una editorial y un “España y los españoles”, que comentaba los hechos relevantes del día a día; así como informaciones sin firma y algunos textos firmados con los pseudónimos de Paula Guerra, Pérez de Azor o JPG.

A través de El Punto de las Artes, 1996, ideó los premios Gerión de Plata, que simbolizaba un Gerión, fundido, de una escultura homónima de Alcántara. Con motivo de su entrega se realizaban convocatorias de enjundia, en el Reina Sofia, Thyssen-Bornemisza, Palacio de Gaviria. Entre los Premios Gerión de Plata: José Ángel Sánchez Asiain, Eugenio Granell, Francisco Javier Sáenz de Oiza, Álvaro Delgado, José María Blázquez, P. Emiliano Aguirre, Juan Barjola…

Durante esos años su estima fue creciendo, escribía textos para catálogos, era miembro de Jurados de Premios; participó en el Diccionario de Pintores y Escultores Españoles del s. XX, Fórum Artis. Publicó varios libros, como Quién y por qué, Arte y Patrimonio, Madrid 2001. Y otros volúmenes de historia como Desde Gerión a Juan Carlos I. 

En 1995, fue distinguido con la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Blanco de primera clase por su aportación al mundo de la cultura, siendo en repetidas ocasiones jurado de los Premios Ejército y del Premio Ejército del Aire.

Predilección onubense por Vázquez Diaz y Pepe Caballero. Monografías sobre José María Franco, Narváez Patiño, López Romeral, J.M. Ciria. Promueve los encuentros veraniegos de Cortelazor la Real y con el concurso del Ayuntamiento crean el “Museo Pérez Guerra”, ubicado en su pueblo. 

Aunque defendió con ahínco a Rafel Botí, Vázquez Díaz, Manolo Rivera, Álvaro Delgado, Venancio Blanco, Barjola, Alcántara, Arjona, Villatoro, Ciria, Castrortega, Vega de Seoane, Reguera, Romeral, Tinte…La mayor lección que nos dio fue la de ocuparse con el mismo empeño de otros autores, sin importar si eran conocidos o no, si eran famosos o menos, si eran simpáticos o antipáticos.

Con el cierre de El Punto de las Artes acabó una etapa generadora y feraz a la que el periódico dio visibilidad. Le siguió Infoenpunto, con gran aceptación, pero ya nada fue lo mismo. Pepe no se retiró nunca, siguió con su inquietud hasta pocos meses antes de su muerte. Tuve el privilegio de compartir con él vida y afanes, aprendiendo, debatiendo y respetando. A Fidel, Jaime, Jorge, Carlos, Rafael, José Luis…mis condolencias. Sit tibi terra levis, ubicumque pax tua est. amigo. 

Amparo Martí Tió – In memoriam

Amparo Martí Tió – In memoriam

Gianna Prodan – Miembro AICA Spain / AECA

Escribo estas líneas desde la amistad que me unió a esta gran mujer que ha sido Amparo Martí Tió actualmente tan olvidada a no ser por cuantos estudian aún el arte del siglo XX o por quienes nos honramos con haber sido sus amigos.

Pero una razón primordial también, para que nuestra Asociación de AECA la recuerde, es porque Amparo Martí, juntamente con Leoncio García Anguita, ha sido cofundadora de la Asociación Profesional de Críticos de Arte yredactora también de sus primeros Estatutos, por directo encargo  de AECA. 

Aparte de sus muchos méritos en el campo del arte, quiero destacar su valiente personalidad y el espíritu de libertad con que ha conducido su vida. Muy religiosa como era, sin embargo, no ha dudado en enfrentarse en su momento también con algunos estamentos religiosos. Casada, y ya madre de dos hijos, no dudó en separarse de su marido, por muy católica que fuera, haciéndose cargo de sus hijos y asumiendo, también esta vez, directa y  personalmente, todas sus responsabilidades con el único apoyo de su fe y con la fuerza de su ánimo. Solo al final de su vida, ya mayor, la temprana muerte de su hijo Alfonso logró quebrar ese espíritu. 

Licenciada en la Faculta de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia, y en Teología en la de Navarra, empezó su andadura  a partir de un primer trabajo en Neguri, pero despegando completamente sus alas tras ser nombrada directora de la madrileña Galería Neblí.  

Eran los años sesenta y España empezaba a lanzar sus primeras miradas hacia la modernidad y la renovación del arte. En ese momento encontramos ya a Amparo Martí al lado de otras dos inolvidables mujeres, absolutamente esenciales en la historia del arte de aquella década: Carmina Abril y Juana Mordó. 

Aunque hoy son ya muy pocos los que recuerdan a esas tres mujeres, en una especie casi de damnatio memoriae, sin embargo no se puede hablar del arte del siglo XX sin mencionarlas.

La misma Amparo, con ese espíritu sagaz y lúcido que la caracterizaba, recordaba cómo, aún escasa de experiencias artísticas, fue casi catapultada a dirigir la Galería Neblí pues hasta entonces no había visto aún un artista vivo. Recordaba con cuanta desconfianza fue acogida por los artistas la primera vez que tuvo que organizar una exposición y como aquéllos, seguramente para ponerla en apuros, la invitaron a seleccionar ella misma los cuadros para la exposición. Todavía no se cómo lo hice – me confesó-, pero tuve que acertar, pues me les gané enseguida; seguramente mostrando una seguridad que distaba mucho de tener.

Al poco tiempo la Galería Neblí se había convertido en el punto de referencia de la renovación artística y cultural del momento. Allí se expuso la obra de Manolo Valdés, de Pancho Cossío –con el que le unió siempre una gran amistad-  cuyo primer cuadro fue vendido al cineasta Samuel Bronston que por aquel entonces estaba en Madrid rodando la película de 55 días en Pekín.

Entonces en Neblí se pudieron ver también las obras de Jasper John, de Ramón Soto, José Planes, Lucio Muñoz -que fue ganador del primer premio Neblí-, de Juan José Gómez Molina, de Venancio Blanco, José Hernández, Elvira Alfageme, Francisco Peinado, Ángel Orcajo o de Hans Hartung, siendo esta posiblemente la exposición más importante que allí se realizó. 

Mientras se organizaban tales exposiciones, la galería se había también ido trasformando en un vivísimo centro de reunión: se presentaban libros, se daban ciclos de conferencias,  siempre contando con los críticos más prestigiosos del momento, y  cada domingo por la mañana, alrededor de unas patatas fritas y unas copas de vino, se celebraban unos seminarios preferentemente sobre el tema de la integración de las artes. Reuniones a las que solían acudir tanto los críticos y los artistas de la galería como otros jóvenes artistas, músicos, actores, arquitectos y estudiantes universitarios, siendo muy frecuente la presencia de Gregorio López Bravo, Lucía Bosé, José María Ruiz Gallardón, etc. 

Al calor de esa idea de la integración de las artes, pintura, escultura, filosofía, música, vida, letras, etc., poco después surgía la Revista-boletín Integración de las Artes en cuya redacción participaron Pablo Escandela, Ramón Soto, Elisa Gómez Molina, Malena, Pedro Antonio de Urbina, etc.

En los veranos de 1966 y 1967 la acción de Neblí se extendió a Torremolinos al mismo tiempo que se organizaba un curso en el ferry que unía Bilbao con Southampton. Siendo nombrada  Amparo Martí por el Ministerio de Información y Turismo comisaria de una exposición en la Cámara de Comercio de Frankfurt consiguió proyectar a sus artistas también en Alemania y Holanda.

En aquellos tiempos se fraguó su amistad con Fernando Zóbel que, a la sazón estaba reuniendo su colección de arte español. Según me contaba fue precisamente Zóbel quien le sugirió apostar decididamente por el arte vanguardista al mismo tiempo que dirigía su atención también hacia el arte naïf, arte al que posteriormente Amparo Martí dedicaría gran parte de su vida. 

Cierta tarde, nuevamente en la Galería Neblí, vino a conocer casualmente al entonces presidente de la Diputación de Madrid quien se mostró  muy interesado en enseñarle los dibujos de un dependiente de la diputación, un albañil de sobrenombre Boliche, que pintaba unas cosas muy raras. Eran unos dibujos curiosos, llenos de fantasía, de ingenuidad y de frescura que supusieron para Amparo Martí todo un descubrimiento. 

La exposición de Boliche en Neblí fue todo un éxito. 

-Y pensar- decía él viendo que se pagaban a dos mil pesetas cada uno de sus dibujos- todos los bocadillos que mi mujer ha envuelto con mis dibujos.

Otra exposición novedosa fue la del alfarero Fernando Roche de Navalcarnero quien además de los tradicionales cacharros para la venta forjaba unas pequeñas piezas de extrañas formas y gran originalidad inspiradas en la época y la vida de Séneca. Fue así que también las piezas de Fernando Roche Amparo Martí terminó difundiendo por New York, por Caracas y Panamá.

Pero esas actividades demasiado innovadoras terminaron preocupando a los propietarios de la Galería Neblí tanto que en 1969 pensaron cerrarla.  A la directora le propusieron la posibilidad de un trabajo muy distinto, cosa que ella, ya muy comprometida con sus artistas, rechazó muy valientemente.

Ni siquiera este tropiezo consiguió minar el temple de Amparo Martí que, llena de ánimo, continuó desplegando  su actividad con otras compañías como la Sociedad ERTI S.A o dirigiendo, en 1970, la Galería Ramón Durán de la calle Serrano, la sala Althogar de Bilbao o montando sus exposiciones en el Hotel Manila de Barcelona. 

Ya directora de la madrileña Galería Ramón Durán reemprende tanto los ciclos de conferencias interculturales -siempre inspiradas en la integración de las artes- así como las exposiciones de arte naíf, aunque en aquel momento resultaba todavía demasiado novedoso y por lo tanto malamente comprendido en Madrid. En efecto la misma exposición de Miguel García Vivancos, ex jefe militar del Ejército Republicano en la Guerra Civil y a la sazón refugiado en Francia -cuyas obras habían alcanzado ya gran notoriedad en ámbitos internacionales- tristemente no consiguió aquí un gran resultado. 

Pero ni con eso la actividad que Amparo Martí despliegó a favor del arte naïf conoció un desfallecimiento. Descubre y expone a María Pepa Estrada, a Rosario Areces, a Isidoro Carrascal, a Mercedes Barba, etc., mientras, gracias a ella, el interés por el arte naïf en Madrid va creciendo cada vez más.

En 1979 pública, juntamente con Vallejo Nájera, dos libros sobre el naïf  y en 1979 muestra, con un gran éxito, Nueve pintores naïf españoles en la Casa de España en París.

Tras dejar la dirección de la Galería de Ramón Durán y, contando ahora con la colaboración tanto de la Comunidad como de la Caja de Madrid, siguió incansable en la promoción de esta peculiar faceta de arte tanto es así que en 1979 crea, juntamente con Nuño Lima de Carvalho, el Salón Ibérico de Arte Naïf, organiza diversas muestras de pintores portugueses en el casino de Estoril y varias exposiciones más de los naïfs españoles tanto en la Casa de España de París como en varias ciudades francesas.

En 1990 intervino también en la creación del Museo de Arte Naïf de Jaén.

Más tarde, tras el creciente interés que se iba despertando en España hacia este arte, en el año 2000 Amparo Martí empieza a organizar el Certamen de Arte Naïf Español que se celebraba en el centro Cultural Galileo; certamen éste que pasó a ser de ámbito internacional desde el año 2005 hasta el 2008 cuando, tristemente, se  dejó de convocar. 

Tampoco esto llegó a interrumpir la actividad de Amparo Martí que siguió organizando exposiciones de arte, entre las cuales no  faltaron nunca las dedicadas al arte naïf, coronando así tanto su vocación como  los propósitos artísticos de su vida, de los que ella misma dijo estas palabras: Propósitos con los que creo haber cumplido.

Amparo Martí. Obituario

Amparo Martí. Obituario

Tomás Paredes – Presidente honorario de AICA Spain / AECA

El pasado 23 de marzo fallecía, en Madrid, una mujer excepcional ¡Todas las mujeres son especiales, Amparo era excepcional! Tras una larga batalla con la vida, llena de triunfos y avatares de toda laya, ha tenido un final trágico, lo que adensa el dolor de quienes la conocimos y admiramos: la muerte de su hijo Alfonso, el octubre último, en plena pandemia, no por ella, sino a causa de un infarto. Un golpe que no ha podido superar, porque si es verdad que ha tenido una caída y una rotura de tobillo, se le rompió antes el alma y no ha habido forma de suturar esa sangría ¡Helas, hay dolores irreconocibles a nuestro corazón, le atacan hasta destruirlo, sin ser capaz de contenerlos!

Amparo Martí Tió, Valencia 1933, iba para maestra, estudio Magisterio, pero el viento del arte y de la religión la atravesaron y reorientaron su andadura. Entonces, por estas causas, se licenció en Filosofía e Historia en la Universidad de Valencia y en Teología en la de Navarra. 

Comenzó trabajando en la dirección del Leku-Eder de Neguri, donde estuvo cinco años, con un éxito impactante, dando clases de Historia del Arte, haciendo viajes y organizando una institución de fuste. Luego fue llamada a dirigir una galería de arte en Madrid, Neblí, y lo hizo con excelentes resultados desde 1963 al 1969. La galería funcionaba desde el 58 dirigida por Jaime López Asiaín. La exposición inaugural de su etapa estuvo integrada por Basterrechea, María Droc y Nadia Werba, que ella seleccionó con un desparpajo increíble, según los autores. Neblí fue muy importante, hizo la primera muestra de Manolo Valdés, la de Jasper John en Madrid y en los veranos hacia extensiones en Torremolinos.

Neblí fue un acontecimiento en los sesenta. Hacía presentaciones de libros, ciclos de conferencias, actos en los que contaba con lo más brillante de la crítica entonces y artistas: Gaya Nuño, Figuerola Ferreti, Ayllón, Moreno Galván, Pepe Hierro, José de Castro Arines, Venancio Sánchez Marín, Antonio Bonet, Pancho Cossío…Instituyó un premio, siendo el primer galardonado Lucio Muñoz; trajo a Granell, Hartung, Vivancos, entre otros.

Tras su espléndida etapa en Neblí, con apoyo de los críticos más conspicuos, dirigió la galería Ramón Durán, colocando exposiciones propias en otras galerías de España y más allá de sus fronteras. Razones familiares y profesionales la llevaron a dejar la galería y a convertirse en asesora de colecciones y comisaria de exposiciones, en París, Frankfurt, Roma; colaborando con TVE y otros medios. 

Para entonces ya pertenecía a la Asociación Española de Críticos de Arte, luego cooperó en la fundación de AMCA y siempre fue miembro de AICA. Participó en la redacción de los Estatutos de AECA y estuvo muy activa en su puesta a punto. Desde el inicio fue más oral que escrita, prefería hablar a redactar, y así ha sido hasta al final. En 1979 publica dos libros en colaboración con el Dr, Vallejo Nájera sobre el naif. Gianna Prodan le hizo una preciosa entrevista en la que fija sus posiciones ante el arte e historió su quehacer en amplio ensayo en la revista de AACA, 2011. 

Durante 22 años montó el Salón Ibérico Naif en Estoril. Soy testigo del cariño y respeto que le profesaba Nuno Lima de Carvalho, amante infinito de España, director de las actividades culturales del Casino de Estoril. Sin buscarlo se hizo la reina del naif. En una entrevista que le hice para El Punto de las Artes, 10.VII.2001,me confesó que la idea del naif se la dio Zóbel y que los primeros que vio, en 1963, fueron Boliche y F. Roche, y cuando las tuvo delante, dijo para sí: “esto debe ser de lo que habla Zóbel”. 

Según Amparo Martí: “El naif es una pintura directa, fresca, como un manantial que brota; es el trabajo de alguien que no ha aprendido las técnicas tradicionales para expresarse: la obra de quien decide pintar sin saber pintar”. En el Centro Cultural Galileo durante una década realizó jornadas de naif, con exhibiciones de obras, conferencias, encuentros de artistas y otras actividades que generaban una amplia aceptación.

Más adelante fue marchante exclusivo de las obras de Pancho Cossío, durante el último lustro de vida del pintor y su albacea testamentario. De Cossío contaba ciento y una anécdotas, decía que era maravilloso, sus amigos queríamos que escribiera esa relación de amistad y de trabajo, pero ella continuó siendo ágrafa.

Defendía a los artistas, de palabra y obra, los proponía a colecciones, los encauzaba, los seguía, los cuidaba, los quería. Tenia predilección por Boliche, Angulo, Moral y Fernando Roche. Yo hice una visita con ella al maestro de Navalcarnero, que era un personaje deslumbrante. Fuera del mundo naif, sus amigos eran Pancho Cossío, Pepe Caballero, Fernando Mora, Manolo Arce, Romeral, Carmen Gutiérrez, Ana Muñoz.

¡Una mujer excepcional! Sólida, fluida, solvente, natural, conocedora, su fuerza le venía de su sentido de la realidad y de sus creencias. “Soy muy rezona– decía-, pero no boba”. Ayudó a hacer un volumen sobre el arte naif a Antonio Granados Valdés, a quien quería mucho. Escribió catálogos, textos generosos, con la idea constante de ayudar y acercar amantes al arte. Ramón Rosal Cortés hace un retrato enjundioso de su vida y recoge su testimonio en el libro Naufragio y rescate de un proyecto vital, Editorial Milenio, Lleida 2010. 

Simpática, empática, solvente, envolvente, creía que el arte hay que defenderlo desde todos los puntos de vista, incluso el económico, llegando a vender gran cantidad de obras de autores diversos. En mi nombre y en el de esta Asociación Española de Críticos de Arte, que cofundó, presentamos nuestras condolencias a su hija Almudena y a su nieto Diego. En cinco meses se han quedado huérfanos y sin hermano, pero no solos, porque quien tiene la formación que le dio Amparo a Almudena nunca estará sola, pues ama la vida y, generosa, genera amigos. Recessit in pace.

Ha fallecido el prof. Bonet Correa, historiador del arte y crítico

Ha fallecido el prof. Bonet Correa, historiador del arte y crítico

Tomás Paredes – Miembro de AICA Spain / AECA

Antonio Bonet Correa, maestro de historiadores del arte y escritor, ha fallecido el viernes 22 de mayo de 2020, a la edad de 94 años, en Madrid. Antonio Bonet realizó diversas actividades en relación al arte, la arquitectura y el urbanismo, pero en todas ellas destacó su elegancia: de trato, de porte, de atuendo, de actitud. Era un seductor natural, que se transformó en un seductor intelectual ¡Elegante, brillante, conectivo!

Fue Presidente de AECA, Asociación Española de Críticos de Arte, y miembro de AICA. Historiador del arte, crítico, catedrático, académico, conferenciante, tenía el don de la palabra y la claridad. Y una relación de cercanía con el arte: viajero incansable, estudiando monumentos y vestigios históricos; asiduo a las galerías de arte y las exposiciones, los talleres y de las obras. 

Antonio Bonet Correa, de ilustrada familia gallega, La Coruña 1925, se licencia en Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago de Compostela, estudia en París en L’Institut d’ Histoire de l’Art y se diploma en Museología en L’Ecole du Louvre, siendo profesor agregado en la Université de la Sorbonne, 1952-57. Allí se casó y tuvo tres hijos, Isabel, el músico Pierre Bonet y nuestro compañero Juan Manuel Bonet.

A su regreso a España, se doctora con una tesis sobre la Arquitectura en Galicia durante el siglo XVII; ejerce la docencia en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, obtiene cátedra en Murcia, luego en la Universidad de Sevilla, donde dirigirá el Museo de Bellas Artes, para ganar la cátedra de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, en 1973, donde enseñará hasta su jubilación administrativa. En los años 1981-83 será Vicerrector de la UCM.

En 1987 es elegido académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ocupando en los años sucesivos puestos de relieve, formando parte de otras Academias, del Real Patronato del Museo del Prado, Presidente de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Español. Presidió la Real Academia de San Fernando de 2009 a 2015 y luego fue nombrado Presidente honorífico de la misma.

A pesar de ser distinguido con el Premio Nacional Menéndez Pelayo, el Internacional de Geocrítica, la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y el de la Fundación Amigos del Museo del Prado, no fue muy galardonado, no parece que se correspondan con la intensidad de su gestión, la riqueza de su bibliografía y del elenco de sus méritos. 

Exquisito en su relación, cercano, brillante, irónico, sobrado, el profesor Bonet siempre destacó en cualquier cenáculo por lo que sabía y por como lo expresaba. Pero lo determinante es la bibliografía que llegó a ahormar. Gran conocedor del Barroco, investigó la arquitectura civil y religiosa del siglo XVII en Andalucía, Galicia e Iberoamérica, consolidando puentes culturales entre España e Iberoamérica.

De su inmensa y lúcida autoría conviene citar: Andalucía Barroca, Plaza Mayor de Madrid, Iglesias madrileñas del s. XVII, Monasterios Reales del Patrimonio Nacional, Santiago de Compostela. La vida del peregrino, Andalucía monumental; Morfología y ciudad: urbanismo y arquitectura durante el Antiguo Régimen en España; Figuras, modelos e imágenes en los tratadistas españoles; Monasterios Iberoamericanos, Real Monasterio de El Escorial, La historiografía urbana en España, Arte pre-románico asturiano, Las claves del urbanismo; Fiesta, poder y arquitectura; Arquitectura y Universidad, Guía del Museo de la Academia de Bellas Artes, Arte y luz, Los cafés históricos.

Sin olvidar su pasión por el arte contemporáneo, participando en el Comité de ARCO, formando parte de gran número de jurados como el Premio BMW de Pintura, conferenciando, dirigiendo seminarios, comisariados, prólogos y textos para libros y catálogos sobre autores como Gargallo, Mª Elena Vieira da Silva, López Torres, Léger, Xavier Valls, Antonio López, Bacon, Soto, Colmeiro, José Hernández, Julio López Hernández, José Guerrero, Carlos Franco, Esperanza Huertas, Julio Le Parc.

Dirigió colecciones, en Cátedra, como editor. Sus obras han sido traducidas al alemán, francés, inglés e italiano. Profesor de l’ Université d’ Strasbourg, intervino en cursos y propició investigaciones, creando una estela de alumnos que son hoy catedráticos en distintas universidades españolas y americanas. En el marco de su férrea defensa del patrimonio artístico español, hay que considerar su intervención determinante en la Vega Baja de Toledo y su rechazo a los desmanes de la construcción en la misma.

Depuró la crítica y aromó la forma de historiar el arte, dignificó la Academia y la llevó a espacios donde nunca había ido, vitalizó la docencia, fue cercano a los artistas, a sus colegas; trabajó incansablemente y nos dio lecciones de ética, que nunca olvidaremos. Ni su simpatía, ni su desprendimiento. Vivió con modestia, siempre con elegancia, con dignidad, con naturalidad. Quienes le frecuentamos, echaremos de menos su sonrisa, su disposición, su proceridad, su facilidad, su condición de sol de plata que fulgió en una trastienda social solanesca. Animus facit nobilem, Sen. Ep. 44,5.

Obituario: ANGEL AZPEITIA BURGOS

Obituario: ANGEL AZPEITIA BURGOS

Jesús Pedro Lorente – Miembro de AICA Spain / AECA

Ha muerto Ángel Azpeitia Burgos (1933-2019), que fue presidente fundador de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte, integrada en la red territorial de la Asociación Española de Críticos de Arte, que también él presidió y de la que era presidente honorario. Su larga trayectoria profesional estuvo muy ligada al arte contemporáneo, por una parte a través de la docencia (en la Escuela de Artes de Zaragoza y en la Universidad de Zaragoza, pero también en los cursos de iniciación al arte de la CAI) y sobre todo de la crítica, que durante sesenta años ejerció ininterrumpidamente en el diario Heraldo de Aragón desde 1962, además de en revistas especializadas o a través de otras formas de intermediación, como el comisariado de exposiciones, jurados en premios, etc.

Era una figura muy respetada y querida en su tierra, pues al arte aragonés dedicó la mayor parte de sus trabajos, desde su monumental tesis doctoral sobre Marcelino de Unceta (defendida en 1976, que fue la base de un gran libro publicado por Ibercaja en 1989) a su último ensayo inconcluso, sobre la escultura contemporánea en Aragón (era miembro de la Academia de Bellas Artes de San Luis por la especialidad de escultura), un estudio que no pudo terminar porque hace unos diez años sufrió un ictus que le produjo una hemiplejía de la que nunca llegó a recuperarse del todo. Aún se esforzó en escribir algunas postreras reseñas de exposiciones, con las que culmina el volumen Exposiciones de arte actual en Zaragoza: reseñas escogidas, 1962-2012, una antología publicada en 2013 por PUZ que puede descargarse gratis en la web de AECA: http://www.aecaspain.es/index.php/publicaciones/libros-y-articulos/440-angel-azpeitia-exposiciones-de-arte-actual-en-zaragoza

Por otro lado, su curiosidad y su pasión por el arte contemporáneo le llevaron a estar siempre al día de las novedades en el resto de España y en el panorama internacional, que seguía intensamente a través de viajes y de ávidas lecturas, como bien ha descrito su amigo Manuel Pérez-Lizano Forns en el libro Ángel Azpeitia: Historiador y Crítico de Arte. Intensidad radial, 1933-2012 publicado en Zaragoza por Aladrada ediciones en 2012. De hecho, yo creo que si a Ángel Azpeitia le hubieran pedido destacar una obra entre sus numerosísimas publicaciones él habría señalado un libro que él escribió para lectores hispanohablantes de cualquier lugar del mundo: el Diccionario de Arte Contemporáneo y Terminología de la Crítica Actual, publicado en Madrid por la Compañía General de Bellas Artes en 2002.

La erudición y pasión que puso en sus trabajos, pero sobre todo el recuerdo de su alegre bonhomía, son un gran legado personal que deja a quienes nos consideramos sus discípulos y amigos. Ojalá seamos dignos continuadores de tantos caminos que él nos abrió.

In memoriam: María Teresa Ortega Coca (1930-2018)

In memoriam: María Teresa Ortega Coca (1930-2018)

Blanca García Vega – Presidenta ACYLCA. Vicepresidenta de AICA SPAIN / AECA

Compañera de estudios y amiga durante la carrera, después en el Departamento  de  Historia  del  Arte,  hemos  compartido  tantas  confidencias, viajes y aventuras, comunicándonos a diario, que M.ª Teresa Ortega Coca forma parte de mi propia historia. El pasado 12 de septiembre se fue en un suspiro, casi sin sentir, con la elegancia que la caracteriza, pero más allá del vacío de su ausencia, está presente en el pensamiento y en el importante legado que nos ha dejado, construido sobre su entrega al arte y la investigación con grandes sacrificios personales. Su aportación como pionera en el arte contemporáneo español dibuja su perfil académico y personal. Una vocación artística que se mantiene viva en sus hijos y nietos arquitectos, pintores y escultores.

En la figura de Teresa Ortega Coca confluyen diversas vertientes de la creación  artística  contemporánea  y  su  proyección  en  el  entorno  social,entendido en su amplio sentido. Cuando la intervención femenina era escasa en el  mundo  de  la  difusión  y crítica  del  arte  contemporáneo  en  este  país,  su dedicación vital ha sido la de una mujer postulada en la defensa y promoción del arte desde la libertad de opinión a través de la crítica especializada, como intermediadora entre el artista y el público, y en el ejercicio de la profesión desde la institución mediatizada. En el análisis del fenómeno artístico contemporáneo, tanto los artistas como las galerías, los museos, las publicaciones, la celebración de exposiciones, certámenes, conferencias y debates,  etc.  son  metodológicamente  inseparables,  y  en  todos  ellos  Teresa Ortega Coca ha participado.

Su  contacto  directo  con  el  arte  comenzó  en  la  década  de  1960  como pintora. Realizó su primera exposición individual en la galería Castilla, en mayo de 1963, y fue presentada por el entonces Director del Museo Nacional de Escultura, Federico Wattenberg. En 1965 decidió adquirir una formación académica en Historia del Arte, para lo que se matriculó en la Facultad de Filosofía  y Letras,  sección de  Historias  y subsección  de  Historia  del  Arte, teniendo que compatibilizar estudios y exámenes con las responsabilidades familiares de esposa y madre de cinco hijos. Por entonces, empezó a publicar sus críticas en El Diario Regional (de 1966 a 1977) y en El Norte de Castilla (de 1982 a 1984), actividad continuada periódicamente con la publicación sobre crítica de arte en libros, catálogos y revistas especializadas, nacionales e internacionales.

Al inicio de la década, en 1970, obtuvo la Licenciatura y en 1971 se incorporó al Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, del que fue Profesora Titular hasta su jubilación. En ese mismo año de 1971 fue nombrada Directora de la Sección de Arte del Ateneo de Valladolid, desarrollando  desde  entonces  una  fructífera  gestión  con  la  organización  de cursos, coloquios y mesas de debate, y cuya labor fue reconocida al concederle el título de Socia de Honor en 2009. A lo largo de los setenta, desarrolló una fuerte actividad con la publicación de numerosos libros, artículos y en todo tipo de apoyos de cualquier acción relacionada con el arte contemporáneo y sus creadores. En 1972 se inauguró el Museo de Escultura Contemporánea al aire libre del Paseo de la Castellana de Madrid. Algunos de los artistas allí representados eran motivo de estudio de su Tesis Doctoral y los compendió en un artículo publicado en el BSAA (t. 38). En 1973 se celebró la I Exposición Internacional de Escultura Contemporánea en Santa Cruz de Tenerife. Teresa Ortega Coca participó de todos los actos programados en torno a este extraordinario encuentro y publicó en el BSAA (t. 39) un estudio de las obras expuestas al aire libre. Por esos años, se reactivó la campaña, iniciada hacia 1955, encaminada a la instalación en la ciudad de Valladolid de un Museo de Arte Contemporáneo, e incluso se llegó a publicar en el Diario de Valladolid de junio de 1978 la noticia de la creación de un Museo de Arte Contemporáneo,donde se proponía el nombre de la Profesora Ortega Coca para su dirección, pero como había ocurrido en iniciativas anteriores, una vez más se quedó en un proyecto. Al finalizar la década, en 1979, se publicó el libro sobre Eduardo García Benito que, ante el éxito y demanda por parte del público, tuvo una segunda edición en 1999, aumentada y en bilingüe inglés-español.

En 1980 dio a conocer La actividad artística en Valladolid (1950-1980) y ese  mismo  año  participó en  el Congreso  Nacional de  Historia del Arte  de Sevilla con la ponencia “El art-déco entre la tradición y las anguardias”. En 1982 se inauguró la primera edición de Arco, feria de arte contemporáneo de vocación internacional, donde Teresa Ortega Coca colaboró desde sus inicios.

En el Segundo Encuentro Internacional de Crítica de Arte, Teresa Ortega Coca habló sobre “La protección al arte contemporáneo en España y la legislación del patrimonio histórico-artístico”, cimentada en un exhaustivo análisis legislativo. También en ese año de 1982 ingresó en la Asociación Española de Críticos de Arte (AECA), de la que fue vocal y vicepresidenta, y años después, en 1986, se incorporó como miembro numerario de la Asociación Internacional de Críticos de  Arte  (AICA),  pues  por  entonces,  desde  Europa, se  abogaba  por  dar  un enfoque profesional al crítico de arte, con una ponderación de los especialistas en arte contemporáneo que tuvieran trabajos de investigación en ese campo y su proyección social a través de los medios de difusión. En 1984 se le concedió el Premio de Investigación de la Diputación de Valladolid por su trabajo de Tesis Doctoral “Escultura contemporánea española”, por lo que entre 1989 y 1994 esta institución editó una serie de monografías de escultores españoles contemporáneos: Lorenzo FrechillaFrancisco BarónJulio López HernándezJuan Manuel CastrillónVenancio BlancoTeresa EguíbarÁngel Mateos José Luis Medina. También visitó al escultor Baltasar Lobo en su estudio de París  para  analizar  su  obra  y  darla  a  conocer  en  diferentes  publicaciones. Además  de  artistas  escultores,  ha  publicado  monografías  de  pintores  como García Lesmes (1981), Antonio Maffei (1983), Gabino Gaona (1989), Manuel Mucientes, Delhy Tejero o José Luis Capitaine, entre otros muchos.

En la década de 1990 le llega a Teresa Ortega Coca el reconocimiento nacional e internacional. Referencias bibliográficas sobre ella se incluyen en la Enciclopedia de arte español del siglo XX, t. 2, p. 333 (1992), coordinado por Francisco Calvo Serraller, como también figura en el banco de datos de la Feria Internacional ARCO, así como en la Gran Enciclopedia Larousse, t. 2, p. 686 (1997). En 1995, fundó la Asociación Castellano-Leonesa de Críticos de Arte (ACYLCA), de la que ha sido su Presidenta hasta el año 2007 y Presidenta de Honor hasta la actualidad. En 1997 fue nombrada Comisaria Científica de la I Biennale  Internazionale  dell’Arte  Contemporanea  de  Florencia,  donde  fue Jurado Internacional desde 1999 hasta su dimisión en 2003. En 1998 se la designó  asesora  por  la  Fundación  Inamori  de  Japón  para  nominar  a  los candidatos (pintores, escultores, arquitectos) al Premio Kioto de Japón.

En 1999 la Accademia Internazionale “TRINACRIA” (Lettere-Arte-Scienze) le concedió el diploma de Académico de Mérito por Filosofía e Historia del Arte, por el alto valor cultural de su obra.

Cuando en 2013 fui invitada a presentar una ponencia en el XIV Congreso Nacional  Asociación  Española de  Críticos de  Arte “La  mujer en  el arte”, celebrado  en  el  Museo  Nacional  Centro  de  Arte  Reina  Sofía,  hablé  sobre “Teresa Ortega Coca en el contexto del arte contemporáneo en España”. El texto, con un anexo que recoge todas sus aportaciones, está publicado en el libro La mujer en el arte, pp. 75-93 (2013). Al año siguiente el Ayuntamiento de Serrada le concedió el “Premio de Promoción Cultural 2014”, que le fue entregado en solemne acto en mayo de 2015.

La extensa lista de publicaciones, libros, colaboraciones, voces de diccionarios, artículos en periódicos y revistas especializadas, textos de catálogos, conferencias, organización de debates, participación en jurados, concesiones de premios, concursos y bienales, dirección de Tesis Doctorales, compendia un trabajo ímprobo dedicado al arte contemporáneo. En su actividad docente, como profesora universitaria de la especialidad de Historia del Arte, por sus conocimientos y capacidad de comunicación, ha creado escuela entre sus alumnos de arte contemporáneo y algunos de ellos han continuado su labor en distintos ámbitos profesionales relacionados con esta materia. En su labor como directora de Tesis Doctorales ha marcado unas líneas de investigación centradas en el arte contemporáneo español, orientadas a ir completando los conocimientos sobre el arte del siglo XX en Castilla y León.

M.ª Teresa Ortega Coca inició su dedicación apasionada al arte contemporáneo en un mundo de hombres y en una universidad cuyo interés terminaba en el siglo XIX. Y cuando la presencia femenina en el mundo del arte fue tomando el protagonismo y la universidad fue ampliando su mirada, ella participó activamente  en ese  proceso  de  reconocimiento  y ascenso  del arte contemporáneo en España hasta alcanzar la consideración internacional, y lo hizo  desde  fuera  de  la  centralización  que  ejercían  Madrid,  Barcelona  o Valencia. Lo que, en absoluto, ha implicado un menor nivel, aunque sí un mayor esfuerzo y dificultad para obtener cada uno de los reconocimientos que alcanzó.

Fotografía cedida por su autor Nacho Carretero

Obituario: María Teresa Ortega Coca

Obituario: María Teresa Ortega Coca

Tomás Paredes – Miembro de AICA Spain / AECA

El pasado miércoles 12 de septiembre nos dejaba María Tersa Ortega Coca, profesora titular de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, autora de una extensa bibliografía, generadora de actividad artística, comisaria de exposiciones, crítica de arte- ejercida en Diario Regional El Norte de Castilla- conferenciante.

Ante todo, recordar y ponderar su actitud, de inquietud abiertamente intelectual, su generosidad sin fin y su disposición siempre a participar, luchar, trabajar por el mundo de la cultura y por otros mundos que sustentan la vida. Su capacidad de trabajo y de conquista; su sencillez y naturalidad la convertían en una seductora. Su presencia cautivaba por su lisura, su tono cercano, su rigor y su feracidad.

Nacida en Madrid el 10 de octubre de 1930, las circunstancias familiares la llevaron a Valladolid donde vivió gran parte de su vida y en cuya Universidad se licenció en Filosofía y Letras, especialidad de Historia del Arte, ya casada y con hijos, llegando a ser una pionera de los estudios de arte contemporáneo y moderno.

De los logros de su docencia hablan la pléyade de sus alumnos, algunos ya catedráticos. Su tesis doctoral, “La escultura contemporánea española”, condiciona su bibliografía sembrada de títulos, libros y monografías: Venancio Blanco, Julio López Hernández, José Luis Fernández, Lorenzo Frechilla, Teresa Eguibar, José Manuel Castrillón, José Luis Medina, Francisco Barón. Especial mención a su “Eduardo García Benito y el Art-Deco”. El gran José Luis Medina la tenía en una alta consideración.

Excelente dibujante y pintora, ella misma, nunca quiso, fundir ni confundir, su labor de investigación crítica con la práctica. Pero ello le facilitó la docencia y el sentimiento del arte actual. Fue fundadora de ACYLCA y su presidenta hasta 2009, siendo miembro muy activa de la Asociación Española de Críticos de Arte y de AICA.

En su participación en el Congreso Internacional de AECA, “La mujer en el arte”, 2014, en el Museo Reina Sofía, dejó su impronta de persona auténtica, impactando al auditorio con la emoción y ternura de su testimonio. Eso era lo mejor de Teresa Ortega, la ausencia de grandilocuencia para definir lo que interesa, descubrir lo humano y misterioso en el gran océano del mundo. Su campechanía trataba de ocultar sus saberes y sus maneras originarias.

Comisaria científica de la I Bienal Internacional de Florencia, 1997; miembro de Mérito de la Academia Tinacria de Italia, jurado del Premio Kioto de Japón. Blanca García Vega, Catedrática de la Universidad de Valladolid, y Montserrat Acebes han sabido siempre guardar un lugar de privilegio para Teresa, que fue la que abrió camino en la época más adversa.

Respetuosa y respetable, siempre dispuesta a aprender y enseñar, a todos los que la conocimos nos deja la huella de sus valores humanos, el cuño de su decencia, su libertad y decisión de decir lo que sentía, su prudencia, la fuerza de su tesón, el de su insistencia cuando se proponía algo determinante. Requiéscat in pace, admirada profesional y querida amiga.

Ha muerto Luis Caruncho

Ha muerto Luis Caruncho

Tomás Paredes – Miembro de AICA Spain / AECA

El pasado viernes,7 de octubre, tras varias semanas hospitalizado, fallecía, a los 87 años, Luis Caruncho, un carácter, una actitud, una particularidad muy expresiva. Reiteró adunia: “Hay geómetras más rigurosos que yo, que son decididamente más fríos, en mis obras palpita más la vida”. Pareciera una constante en su vida, que no todos han sabido descubrir, pues aunque la noticia de su muerte ha sido un clamor digital, hay una tendencia a la frialdad, cuando Caruncho era estuosos, facundo, comunicativo, volcánico.

Luis siempre quiso ser creador, expresar sus sentimientos desde la perspectiva creadora. Mas, en su largo servicio a la cultura, hizo otras muchas cosas bien: crítica de arte, comisario de exposiciones, gestor cultural, editor, arquitectura interiorista, diseño, aglutinador de ideas y propuestas humanistas. Eso se traduce en que el mejor director que ha te-nido el Centro Cultural Conde Duque ha sido él, igual en el Museo de Unión Fenosa.

Hombre de acción, activista de la creatividad, hacedor de amigos, sus amigos le adoraban: Camilo José Cela, Pepe García Nieto, José Luis Morales. Luis Cervera, José María Iglesias…En los noventa era una personalidad arrolladora, que gana premios de pintura como el L’Oreal y el BMW de Pintura. Que dirige Museos, que construye edificios, que reconstruye Dubrovnik, que triunfaba en Lubljana, que colaboraba en la realidad del MGEC de Marbella. Antes, había creado grupos, galerías de arte, hecho murales, y se había inclinado por el arte normativo, humanizado, vibrante de vida, como aquella serie, sería, blanca, feraz, sobre Unamuno. Grabados, libros, carpetas, performances.

Intento no repetir esa mal cosida biografía de su existencia, que corre por todos los me-dios, hablando un tanto de oídas. Fue discípulo de don Daniel Vázquez Díaz, cuando conoció a Rafael Canogar, buen amigo suyo, y a José Caballero, Álvaro Delgado.

Era riguroso en su trabajo, muy conciliador, jovial, alegre, decidido, buscando siempre soluciones a lo que se le planteaba. Era muy gallito, piropeador, galante, amante de lo selecto y con un gusto exquisito, como prueba su pintura y su arquitectura, su casa propia. Era sibarita, no en la gastronomía, sino en su actitud vital, con los coches, en el arte.

Había nacido el 15 de enero de 1929 en la Coruña, en el 40 se traslada a Madrid, donde hará su vida, sin desligarse nunca de Galicia ni de Marbella. Hubo un proyecto para hacer un Museo personal de su obra y su colección en San Pedro de Alcántara, pero cuando todo estaba listo, el municipio se desquició y todo quedó en promesa.

Del neocubismo derivó a un constructivismo, limpio de signos hasta quedar en un esencialismo. Desde 1973, primera individual en las galerías Monzón y Gianini ha realizado cientos de exposiciones en ámbito nacional e internacional. Perteneció a AECA y AICA. Ha sido un generador de aire para mover y agitar la cultura, enriqueciendo la vida..

Su obra queda, en distintos museos e instituciones, pero su sonrisa, su disposición constructiva, su alegría, su compartir, su solidaridad, su entrega al amigo, al próximo, la echaremos de menos. Para Tatiana, su segunda esposa, para Pilar, su mano derecha, para el mundo cultural, mis condolencias y el ofrecimiento de no olvidar su ejemplo.